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Cine para conversar

En su ensayo "la obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica", Walter Benjamin hace notar el profundo cambio de significación que se produce al diluirse la originalidad de la obra de arte cuando es reproducida técnicamente y perderse la inmediatez que la obra de arte original otorga a la relación entre el artista y el público. En desmedro de una relación prácticamente entre individuos, como exige  la obra original, fundada sobre la contemplación y la reflexión que hacen de esta relación una relación de "expertos", la reproducción masiva pone el arte a disposición de todos, haciendo que todos sean "expertos".

Es evidente el efecto democratizador de la reproducción técnica. A la par de los riesgos de la manipulación masiva, están los beneficios de poner al alcance de todos la posibilidad de enriquecerse con el arte.

Es claro que el cine (junto a la televisión, hoy) es el ejemplo más acabado de un arte pensado, desde el vamos, para su difusión masiva. Hay dos posibilidades: la manipulación que libera del ejercicio del pensamiento, a la par de que somete acríticamente a modos de pensar y de vivir, o una opción militante (aun con el descrédito en que pueda haber caído la palabra) que pretende hacer reflexionar.

Pensamos que la mejor forma de hacerlo es conversar. El cine es bueno si es cine para conversar.

Programa
Todos los cuartos sábados de mes, a las 19.00 hs., en el convento
 
 
  • Sábado 23 de julio: LA LADRONA DE LIBROS, EEUU-Alemania 2013. Más detalles
 
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